“Cada vez más, lo intangible representa una parte muy importante del valor de las compañías. Ahora la diferenciación y la creación de valor no está en los productos, sino en el propósito, en la misión, en el porqué haces lo que haces. Y sobre la base de ese propósito, hay que organizar el cómo haces las cosas, para transformarte. Por eso, lo social está inyectado de primera mano. O incorporas las expectativas de tus grupos de interés o nunca podrás activar la diferenciación para que genere valor.
Para hacer que las empresas se transformen y cambien, hay que definir ese propósito y activarlo, establecer métricas e incorporarlo a la estrategia, salir del corto plazo para abarcar el largo plazo y llegar a una visión multistakeholder.”